Quién es:
Especie originaria de Japón y de Corea del Sur, exportada a nuestras latitudes en el siglo XIX. Se le conoce como arce japonés
Cómo es:
Es un arbusto o pequeño árbol de hoja caduca, que alcanza los 6-10 m de altura. Puede tener varios troncos que salen del suelo. Posee hojas palmatilobadas con 5-7-9 lóbulos acabados en punta que se tornan de color rojo brillante durante el otoño. Flores individuales distribuidas en inflorescencias (cimas), con 5 pétalos de color blanquecino y 5 sépalos rojos o púrpuras. Brotan en primavera. El fruto es una sámara alada, de unos 2-3 cm de largo con semillas de 6-8 mm.
Qué le gusta:
Los climas frescos, tanto en el ambiente como en el suelo, con temperaturas que no superen los 30 ºC y en semi-sombra o sombra, adaptándose muy bien a su cultivo como árbol secundario, a la sombra de otros árboles más grandes. Tolera bastante bien las bajas temperaturas, hasta -18 ºC.
Qué odia:
Las exposiciones soleadas, y el sol directo. Tampoco gusta del encharcamiento o la falta de drenaje. Es sensible a la carencia de hierro en el suelo y a las quemaduras foliares por el sol o por el viento.
En qué suelo le gusta vivir:
Prefiere los que son arenosos, frescos, profundos, fértiles y bien drenados, con pH comprendido entre 4 y 6 (no calcáreo).
Y en el jardín:
Se suele utilizar generalmente aislado, especialmente si tiene porte arbóreo, y aislado o en grupos si tiene porte arbustivo, siempre en zonas de sombra o debajo de otros árboles más grandes. Su tolerancia a la poda permite también su cultivo en macetas, y también para bonsái.
Algo curioso:
Existen más de 1000 cultivares de esta especie de arce. No es una especie especialmente fácil de cultivar, aunque en Japón se cultiva desde hace siglos.