Quién es:
Arbusto originario de Asia Oriental, concretamente de Japón. Se le conoce con el nombre de membrillero del Japón. Es una de las pocas especies que empieza a florecer antes de que broten sus hojas. También puede reflorecer en verano, aunque de forma menos abundante.
Cómo es:
Es un arbusto caducifolio, poco ramificado, con ramas espinosas, que alcanza normalmente los 2-3 m de altura. Posee hojas alternas, ovaladas y oblongas, de color verde brillante y unos 4 cms de longitud. Las flores son de color rojo ladrillo de 3 cms de diámetro, que se abren antes del nacimiento de las hojas. Los frutos son redondeados, parecidos a las manzanas, comestibles, de color amarillo verdoso, moteadas, de unos 4 cms de ancho con un perfume agradable. Permanecen en las ramas hasta pleno invierno.
Qué le gusta:
Las exposiciones soleadas, aunque admite la semisombra. Es resistente al frío, a las heladas, a la sequía media y al viento.
Qué odia:
El exceso de agua y la falta de drenaje en el suelo.
En qué suelo le gusta vivir:
Prefiere los de pH neutro, fértiles y bien drenados, con textura arenosa, arcillosa o franca. No gusta de suelos calcáreos que propician la aparición de clorosis.
Y en el jardín:
Arbusto muy interesante tanto por su temprana floración de colores naranja y roja anterior a las flores (sobre rama desnuda), como por sus frutos. Se puede usar aislado o en grupos, en jardines de rocalla e incluso para seto defensivo gracias a sus espinas.
Algo curioso:
Es un arbusto que se predispone para su cultivo como bonsái. Se pueden cortar sus ramas antes de florecer y ponerlas en agua. Sus flores son capaces de abrirse aún sin estar en el arbusto, funcionando de este modo como “flor cortada”.