Quién es:
Es un arbusto espinoso de hoja caduca, de la familia de las rosáceas, nativo de Europa, el noroeste de Africa y Asia occidental. Su nombre significa “rosa de perro”, posiblemente aludiendo al parecido de sus aguijones con los colmillos de un perro. O quizá, porque esta planta se utilizaba anteriormente para curar la rabia.
Cómo es:
Este arbusto mide hasta 2 m de altura, con tallos colgantes de color verde, cubiertos de espinas pequeñas, fuertes y curvas. Las hojas están compuestas de 5 a 7 foliolos
Las flores son de color rosa pálido o blancas, con cinco pétalos. El fruto es conocido comúnmente como tapaculo o escaramujo.
Qué le gusta:
El sotobosque arbustivo de bosques caducifolios, como son los quejigares.
Qué odia:
En realidad odiar, odia pocas cosas, ya que esta rosa silvestre tiene una gran amplitud ecológica, encontrándose sobre todo tipo de suelos, preferentemente en las montañas.
En qué suelo le gusta vivir:
Aunque no tiene preferencia en lo que se refiere a suelos, agradece los drenados y con bastante humedad. Tampoco es exigente en cuanto a temperaturas, pudiendo soportar hasta -25 °C.
Y en el jardín:
Formas de esta planta se utilizan a veces para el injerto o la brotación de las variedades cultivadas.
Algo curioso:
El fruto de la rosa canina destaca por su gran aporte de vitamina C y se utiliza en la cocina para hacer productos como mermeladas y tés. Asimismo, esta maravillosa planta también tiene uso en el mundo de la estética, y es que una infusión de sus pétalos sería perfecta para pieles grasas y acné.