Quién es:
Arbusto perenne de la región mediterránea, conocido como durillo o laurentino. Autóctono en la Península Iberia, que vive preferentemente en los bosques de encina.
Cómo es:
Arbusto cuya forma original es la redondeada, de hasta 2 metros de altura; en ocasiones puede tener también porte arbóreo, alcanzando hasta 7 m de altura. Posee hojas opuestas y coriáceas, de color verde intenso en el haz y más claro en el envés. Las flores son blancas, pequeñas agrupadas en corimbo; aparecen durante el invierno y la primavera. Sus frutos son redondeados, pequeños, ligeramente aromáticos y tóxicos por ingestión, de un color azul-violáceo metálico espectacular; La fructificación tiene lugar durante los meses de otoño.
Qué le gusta:
Es muy resistente y de fácil cultivo. Prefiere el sol, aunque acepta la semi-sombra o sombra ligera. Tolera bien la sequía.
Qué odia:
El encharcamiento y la falta de drenaje. Mejor ubicarlo abrigado de los vientos fuertes y fríos. Se puede secar por las heladas intensas, pero vuelve a brotar en primavera. Tolera bastante bien la sequía
En qué suelo le gusta vivir:
En los que son fértiles y están bien drenados, aunque aguanta los suelos con cal.
Y en el jardín:
Formando masas y aislado, gracias a su floración y fructificación tan interesantes. También para formación de setos tanto formales como informales. Apto para balcón y terraza.
Algo curioso:
La tintura de durillo se está utilizando últimamente en fitoterapia como remedio contra la depresión. Y en la antigüedad las ramas se usaban para atar gavillas y para trabajos de cestería.